Dieta y embarazo: ¿cómo influye en los nietos?

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Si te dijera que la alimentación que lleva una mujer durante el embarazo puede influir en la salud de su bebé, seguramente cerrarías la página y buscarías algo más interesante que leer, pues se trata de una información que no aporta nada nuevo. A estas alturas, por todos es sabido que una dieta inadecuada durante el embarazo pude afectar al crecimiento y el desarrollo del bebé que está en camino, pero… ¿y si te dijera que la dieta que lleva una embarazada puede proteger la salud de sus nietos?

Grosso modo, esta pregunta podría valer para sintetizar de forma muy sencilla el estudio científico que llevaron a cabo el profesor Roger Pocock y su equipo de la Universidad de Monsah, en Melbourne, donde abordaron un tema del que no se ha investigado lo suficiente hasta la fecha: cómo la alimentación de la madre puede influir en la salud cerebral de las generaciones venideras. Una interesantísima información que podemos leer en la web de la revista Nature y de la que se hace eco la revista Infomatronas del mes de septiembre.   

Y es que, la cuestión de fondo que trata el artículo no es fácil de resolver: ¿puede afectar la elección de la dieta materna a la salud neuronal de los descendientes de las distintas generaciones? Según el estudio de Roger Pocock y su equipo, existen ciertos alimentos ricos en ácido ursólico, tales como la manzana, la albahaca, el orégano, el romero o el tomillo, que pueden proteger tanto la salud del cerebro del futuro bebé como, lo que es más interesante, la salud del cerebro del nieto de la mujer embarazada.

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Pero vayamos por partes. La génesis del estudio se halla en la teoría de cómo las células nerviosas pueden llegar a romperse con el paso del tiempo, provocando tanto el deterioro de los nervios, como disfunción cerebral. Partiendo de esta problemática, los investigadores se centraron en indagar si ciertos productos naturales podrían ayudar a prevenir la rotura de dichas células.

Y efectivamente, Pocok y su equipo se dieron cuenta en el transcurso de sus investigaciones de que los alimentos ricos en ácido ursólico contribuyen a desencadenar la producción de un tipo de grasa conocido como esfingolípido, el cual llega a los óvulos de la madre desde los intestinos y que es capaz de proteger la parte de una célula nerviosa llamada Axón, encargada de transmitir las señales nerviosas. Es decir, el ácido ursólico contribuiría a mejorar el transporte de axones y reduciría la fragilidad de éstos entre generaciones. Como podemos leer en el artículo de Infomatronas, el propio Pocock destaca la importancia que tiene la investigación, ya que por vez primera un estudio demuestra que un lípido/grasa se puede heredar y que ésta es capaz de proteger los axones de dos generaciones posteriores.

“Nuestro trabajo apoya una dieta saludable durante el embarazo para un desarrollo y una salud óptimos del cerebro”

Roger Pocock

En resumen, si la mayoría de las investigaciones que se habían realizado hasta el momento ponían la lupa en los beneficios que tiene para el bebé que la madre siga una dieta sana y equilibrada a lo largo del embarazo, este estudio va un paso más allá y demuestra que lo que come la madre puede influir en la salud no solo del descendiente directo, sino también en el de las generaciones posteriores.

Fuentes de la información: